La llegada del verano no solo trae consigo días soleados y temperaturas cálidas, sino también un aumento en los casos de cálculos renales, tendencia que se debe principalmente a la deshidratación y a los cambios en los hábitos alimenticios que suelen ocurrir durante los meses más calurosos.

El calor extremo del verano incrementa la pérdida de líquidos a través del sudor, lo que reduce la cantidad de orina que produce el cuerpo. Esta disminución en la producción de orina puede llevar a la concentración de minerales en el riñón, favoreciendo la formación de cálculos, también llamada litiasis renal.

Los cálculos renales, o «piedras en el riñón», son depósitos duros de minerales y sales que se forman dentro de los riñones. Estos pueden causar dolor intenso, hematuria (sangre en la orina) y en algunos casos, infecciones urinarias. Aunque existen diversos factores de riesgo para su aparición, como la genética y la dieta, la deshidratación es uno de los más comunes y prevenibles.

Durante el verano, las personas suelen estar más expuestas al calor y a la actividad física al aire libre, lo que aumenta la pérdida de agua a través del sudor. Además, el consumo de bebidas azucaradas o alcohólicas en lugar de agua puede empeorar la situación, ya que no hidratan adecuadamente el cuerpo y pueden contribuir a la formación de cálculos.

Es fundamental que durante los meses de calor la gente se mantenga bien hidratada, bebiendo al menos dos litros de agua al día, y que eviten el exceso de sal y proteínas animales, que también pueden influir en la formación de cálculos.

El aumento de casos de cálculos renales en verano es un fenómeno observado en diversas partes del mundo, especialmente en regiones donde las temperaturas alcanzan niveles elevados. Los profesionales de la salud recomiendan prestar atención a los síntomas iniciales, como dolor en la parte baja de la espalda o en el abdomen, para evitar complicaciones mayores.

En conclusión, el verano es una época propensa para la aparición de cálculos renales, pero con una adecuada hidratación y cuidados preventivos, es posible reducir el riesgo y disfrutar del verano sin contratiempos de salud.