Los datos del mayor estudio de cribado de cáncer de próstata del mundo aportan más pruebas para apoyar la introducción de un programa de cribado específico para la enfermedad.

En 2009, el Estudio Europeo Aleatorio de Cribado del Cáncer de Próstata (ERSPC) demostró que el cribado puede reducir la mortalidad por cáncer de próstata entre un 20% y un 35%. Pero los diagnósticos más tempranos y frecuentes que permite el cribado también implican que los hombres pasen más tiempo viviendo con su cáncer y ha persistido la preocupación por el impacto de esto en su calidad de vida.

El nuevo análisis, presentado en el Congreso Anual de la Asociación Europea de Urología (EAU22), revela que los hombres que se someten al cribado pasan más tiempo en la fase inicial de la enfermedad sin signos de progresión, en la que se sabe que la calidad de vida se ve menos afectada.

Sin embargo, como el tratamiento que reciben los hombres es el mismo, aquellos a los que se les detectó el cáncer en la práctica clínica normal ven cómo su enfermedad progresa más rápidamente tras el diagnóstico. Sin embargo, si la enfermedad hace metástasis, el número de años que los hombres pasan con la enfermedad metastásica es similar en ambos grupos.

Aunque el cribado puede llevar a un sobrediagnóstico, nuestras investigaciones demuestran que también puede posponer o incluso evitar los daños que puede provocar el cáncer de próstata

Los investigadores del Instituto del Cáncer Erasmus MC del Centro Médico Universitario de Rotterdam (Países Bajos) analizaron los datos de algo más de 43.000 hombres de la cohorte holandesa del ERSPC. El ERSPC reclutó a más de 180.000 hombres de ocho países en la década de 1990, y la mitad de ellos fueron asignados al azar para participar en un programa de cribado del cáncer de próstata con pruebas periódicas de PSA.

En el nuevo estudio se analizó el tiempo que transcurría antes de que los hombres vieran progresar su cáncer de próstata a diferentes estadios de la enfermedad tras el diagnóstico.

Estos estadios eran, por un lado, recidiva bioquímica, cuando los hombres cuyo cáncer de próstata ha sido tratado con radioterapia o cirugía muestran un nivel elevado de antígeno prostático específico (PSA), lo que indica que la enfermedad ha reaparecido.

Por otro, enfermedad metastásica, cuando el cáncer se ha extendido más allá de la próstata a otros órganos del cuerpo y, por tanto, es intratable.

Los resultados muestran que los hombres en los que se detecta la enfermedad mediante un programa de cribado permanecen una media de un año más sin progresión. En los hombres en los que la enfermedad ha progresado, si se convierte en metastásica, esto ocurre una media de dos años y medio más tarde en los hombres sometidos a cribado, en comparación con aquellos cuyo cáncer se detectó fuera del programa de cribado.

Sebastiaan Remmers, del Instituto del Cáncer Erasmus MC, comenta que «nadie quiere enfrentarse a un diagnóstico de cáncer, y el cribado significa que más hombres saben que tienen cáncer de próstata y viven más tiempo con ese conocimiento».

«Aunque el cribado puede llevar a un sobrediagnóstico, nuestras investigaciones demuestran que también puede posponer o incluso evitar los daños que puede provocar el cáncer de próstata. Esto inclina la balanza a favor de seguir desarrollando programas de cribado individualizados y organizados».

El cribado del cáncer de próstata es habitual sólo en unos pocos países o regiones europeas, como Lituania y partes de Suecia. La mayoría de los demás países no realizan sistemáticamente pruebas de detección de la enfermedad a los hombres debido a la preocupación por el sobrediagnóstico y el sobretratamiento. En su lugar, las pruebas de PSA suelen realizarse de forma ad hoc cuando los pacientes acuden a sus médicos con inquietudes.

La profesora Monique Roobol, del Instituto del Cáncer Erasmus MC, subraya que «los avances en la forma de diagnosticar y tratar el cáncer de próstata han cambiado el equilibrio entre los riesgos y los beneficios asociados al cribado de la enfermedad. Podemos reducir considerablemente la detección de cánceres de bajo riesgo mediante una adecuada estratificación del riesgo», asegura.

«Además, en el pasado, el diagnóstico significaba automáticamente un tratamiento radical, como la cirugía o la radiación, que tienen efectos secundarios. Ahora tenemos otras opciones para los cánceres de bajo riesgo, como la vigilancia activa, que incluye las resonancias magnéticas, que tienen un impacto más limitado en la calidad de vida de los hombres».

El experto explica que, «dado que el cribado reduce la mortalidad y la enfermedad metastásica, y como demuestran nuestras investigaciones, proporciona a los hombres más años en las fases de la enfermedad que tienen menos impacto, los argumentos contra el cribado están quedando desfasados».

El enfoque sistemático y personalizado del cribado defendido por la EAU reducirá significativamente la probabilidad de sobrediagnosticar o sobretratar cánceres que suponen una amenaza mínima

La Asociación Europea de Urología (EAU), principal autoridad en Europa en materia de práctica, investigación y educación urológica, pide que el cribado del cáncer de próstata forme parte del nuevo plan ‘Vencer el cáncer’ de la Unión Europea.

La EAU recomienda un enfoque del cribado del cáncer de próstata basado en el riesgo, que calcularía la frecuencia de cribado y el seguimiento adecuados para cada paciente en función de factores como el nivel de PSA, los antecedentes familiares, la etnia, la mutación genética y el tamaño de la próstata.

El profesor Hendrik Van Poppel, de la Katholieke Universiteit Leuven (Bélgica), que preside la Oficina de Política de la EAU, subraya que «el cáncer de próstata es una de las principales causas de muerte en los hombres en Europa: el número uno en Suecia, el número dos en Alemania y el número cinco en muchos otros países. En el Reino Unido, cada año mueren más hombres de cáncer de próstata que mujeres de cáncer de mama. A pesar de ello, todavía no disponemos de un programa de cribado del cáncer de próstata a escala europea».

«El enfoque sistemático y personalizado del cribado defendido por la EAU reducirá significativamente la probabilidad de sobrediagnosticar o sobretratar cánceres que suponen una amenaza mínima. Pero, sobre todo, preservará la mejor calidad de vida posible para los pacientes con cáncer de próstata, y salvará vidas».